Los animales como instrumentos terapéuticos


Conozca la Terapia Asistida con Animales.

Autor: Delia Carro Evangelista (Psicóloga especializada en Problemáticas Psicosociales de la Mujer y la Familia)

Es una propuesta interesante, dentro de las acciones que se llevan a cabo en el área de la salud, el favorecer la incorporación de nuevos métodos terapéuticos, por ejemplo a través de acercamiento a la naturaleza, la intervención de animales y plantas en el tratamiento de chicos con problemas de comunicación, muchas veces con total falta de lenguaje, como lo son los niños autistas. 

Esta propuesta surgió después de varios años de trabajo interdisciplinario entre profesionales, técnicos, capacitadores, talleristas, entrenadores, voluntarios y, naturalmente, padres, en el Hospital “Pedro de Elizalde» ex Casa Cuna,  de la ciudad de Buenos Aires. 

¿Cómo se lleva a cabo? 

Al no haberse desarrollado el lenguaje en un niño, no hay posibilidad de interrelación social y esto dificulta muchísimo la rehabilitación. 

Por ello, se introduce la estimulación de los niños a través del intercambio no verbal con los animales y las plantas, como una técnica que permita acercarse al logro del lenguaje como medio de comunicación. 

La posibilidad de medir y evaluar la calidad de las reacciones de los niños a esta estimulación se asienta en la posibilidad de registrarlas a través de la videofilmación la relación con las plantas y animales, con las personas, con los objetos. Cómo recibe el niño un acto de comunicación y cómo responde al mismo. 

También es necesario evaluar cómo expresa y cómo recibe los sonidos y cuánto de ésto, se relaciona con el área social. 

Los expertos utilizan la palabra etograma para analizar estas interacciones. 

Se trata de inventarios de comportamiento que se apoyan en sistemas simples de significación de las acciones mínimas que cualquier organismo vivo puede desarrollar cuando interacciona con otro organismo. 

Para analizar las conductas y comportamientos de los niños a través de las videofilmaciones, los profesionales y técnicos trabajaron evaluando la participación del cuerpo en las acciones, cómo éstas se ubican en el espacio y la frecuencia con que aparece un determinado tipo de acción en un cierto período de tiempo.

La interrelación de cuerpo, espacio y tiempo va a permitir determinar cuál es el sentido que tienen esas acciones, esos movimientos, cuál es su intensidad y velocidad. Por eso, la necesidad de contar con la videofilmación porque el trabajo debe ser minucioso. 

Otro aspecto a tener en cuenta y que también se relaciona con la posibilidad de interacción de los niños, son los momentos del día, los días de la semana, los meses o las estaciones del año en las cuales presentan mayor o menor agilidad de movimientos. 

La comparación de las frecuencias del comportamiento humano de los niños, con las frecuencias del comportamiento animal de las mascotas, permite calcular el grado de interacción y las necesidades propias de ese paciente. Además, para decir que ese niño ha pasado de realizar acciones a desarrollar una conducta o un comportamiento es porque se detectó una motivación, un objetivo o intencionalidad en esa secuencia filmada. 

Muchos se preguntarán “¿Por qué un animal?” 

Esto es porque el animal se considera un elemento de transición hacia la cultura humana.  Estas mascotas facilitarían esta nueva conexión intermedia en un proceso de habilitación, de integración a la vida cotidiana y a la cultura de la comunidad. 

Muchos de los niños que se asisten en este servicio, no solamente los niños autistas o con problemáticas psíquicas graves sino también pacientes que están internados en la sala por estar viviendo una situación traumática, han dejado de conectarse con ese mundo de la cultura al igual que sus familias. Allí es donde aparece el miedo o un cierto rechazo a la relación social, a mantener interacciones sociales normales. 

Básicamente, el trabajo con los niños, ya sea impedidos, enfermos, con patologías psicosociales, víctimas de las carencias de sus situaciones de vida, requiere de la paciencia y el afecto. 

Eso debe estar en la base de toda intervención terapéutica, es decir, tanto un niño autista, como un niño psicótico, como un niño infractor, una niña que se prostituye, como un niño abandonado por sus padres que se encuentra deambulando en la vía pública, como un niño con discapacidades, todos requieren de esa base de paciencia y mucho afecto para poder superar la situación problemática que les toca vivir.

Pichon Riviere decía, hace años, que, en realidad, lo que cura, si es que hay alguna cura, es el vínculo. De alguna manera, el vínculo está en la base de toda técnica. 

Y si algo se establece con los animales, es justamente un vínculo.

 Fuente: enplenitud.com